Description
Encuadernación: Rústica.
Los límites. Viajar hacia los límites. Hacia los extremos de un mundo que se comprime día a día, que no sólo se hace más pequeño, sino que, además, se trueca todo él en una tierra conocida, previsible, donde la aventura es casi una quimera y la sorpresa algo que rara vez ocurre. Hace unos doscientos años las manchas blancas en los mapas terráqueos suponían casi la mitad de la superficie del globo. Hoy son inexistentes. Hemos llegado a los confines de nuestro planeta, a todas las rincones. No queda nada. Y aunque, como digo, no es posible ya la incertidumbre, la emoción, la tensión de lo desconocido, si es verdad que todavía restan lugares cuya mera evocación nos produce un atisbo de expectación, de pálpito: podría citar Siberia, o quizá Patagonia, o Kazajistán, puede que el Amazonas. También, la Antártida. Viajar a la Antártida había sido para mí, desde tiempo atrás, el sueño de muchas tardes, de muchos días de mirar a ninguna parte. Muchas jornadas en el MS