Description
Non è vero, troppo vero, ben trovato. Cuando se supo que el emperador Carlos V se había prosternado ante Tiziano para recoger del suelo el pincel que a aquél se le había caído, la época se quedó atónita. Non è vero, pensaron muchos. Un siglo después tuvo lugar una escena parecida entre otro pintor no menos silencioso y el papa Inocencio X. También Velázquez pintaba el retrato de uno de los dignatarios más poderosos de su tiempo. Al mostrárselo ya acabado, parece que el papa, un hombre viejo y de expresión adusta, dijo con tanta admiración como fatalidad y tristeza: Troppo vero. De ninguna de las dos historias hay constancia documentada, pero ambas se tienen por verdaderas desde los días remotos en que empezaron a circular. La de Tiziano es una leyenda que ha pasado a ser verdad, es decir, un invento historiográfico, pero que tiene sentido, y la de Velázquez una verdad que ha pasado a ser leyenda. No obstante, deben su fortuna al principio de verosimilitud: aunque no hubiesen sid