Description
En tiempos se consideraba que la política podía ofrecer a las sociedades humanas el control sobre su destino. Hoy en día predomina, no obstante, un gran pesimismo sobre la capacidad de control de los seres humanos, y menos aún mediante la política. Esta nueva percepción fatalista de la condición humana proclama que vivimos en jaulas de hierro erigidas por vastas fuerzas impersonales surgidas de la globalización y la tecnología: una sociedad que es a la vez antipolítica y apolítica, una sociedad sin esperanza ni medios para imaginar o impulsar un futuro alternativo. Refleja la decepción con las esperanzas políticas que plantearon las utopías liberales y socialistas del siglo XX ,y un desencanto generalizado con los grandes discursos de la Ilustración sobre la razón y el progreso, y con la modernidad misma.
La expresión más característica de este desencanto son las inacabables proclamas de los últimos años del "discurso del fin": el fin de la historia, el fin de la ideología, el fin de