Description
El populismo, en una percepción común no muy lejana formaba parte de las patologías endémicas pero no graves de las democracias. La connotación negativa del término deriva de que, desde el nacimiento de la democracia en el mundo antiguo, ésta se ha visto asediada de forma permanente por los intentos de manipulación de demagogos y charlatanes que halagando las pasiones del pueblo buscan dar curso a su poder personal. El populista es sinónimo de demagogo y éste es tan común en las democracias que su presencia a nadie sorprende.
El populismo es pues un elemento consustancial a la democracia, pues el político populista siempre ha formado parte de su paisaje: el que busca avivar el rescoldo de los temores sociales para hacer de ello su medro. Puesto que el recurso es conocido, su usuario generalmente carece de credibilidad, salvo en condiciones excepcionales. Sin embargo, más allá de la figura del demagogo, este endemismo de la democracia puede dar lugar a epidemias verdaderamente preocu