Description
La experiencia de lo impensable por la que pasaron los supervivientes de los campos de exterminio plantea la cuestión del deber de memoria. Es lo que Theodor W. Adorno formulara como nuevo imperativo categórico: que los hombres orienten su pensamiento y su acción de modo que Auschwitz no se repita. La memoria significa asumir la autoridad del acontecimiento real que toma por asalto al sujeto, trastrocando a su pesar su capacidad cognitiva, su autonomía y su iniciativa y obligándole a encarar aquello que da que pensar. Pero este giro epistémico no ha tenido lugar: la historia ha seguido a su aire como si nada hubiera ocurrido.
Pues la mayor resistencia a este cambio de orientación es el tiempo que corre y se sustancia en progreso, en un continuum sin fisuras en el que el mal queda subsumido sin resto. Tomar en serio el deber de memoria implica, por el contrario, una concepción del tiempo que abre una brecha en el tiempo lineal por donde pudiera venir el Mesías. Así, los dos polos de