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Durante mucho tiempo se pensó que la corrupción sólo era un rasgo consubstancial a la política en países subdesarrollados y escasamente democráticos. Hoy es difícil continuar manteniendo esa ficción. Los escándalos son ya un elemento central en los grandes debates públicos en las naciones desarrolladas, generan constantes denuncias y preocupan a una opinión pública que ve cuestionados los principios de honestidad que deberían orientar la política democrática.Y no sólo por la manera en que se vulnera la confianza de los ciudadanos, sino por las dificultades con que se enfrenta la ley a la hora de castigar las prácticas fraudulentas de los políticos. De tener un carácter accidental, individual y loca, los atentados contra el bien común por parte de quienes deberían representarlo han pasado a asumir una condición crónica, estructural y global. Ahora bien, qué se entiende por corrupción? Cuáles son las relaciones entre corrupción política y delincuencia económica? No en todos los países se