Description
El siglo pasado le ha dejado al pecador del siglo XXI con muy pocos vicios para pecar. Pero ahora no es el peso de la Iglesia ni una sociedad mojigata los que nos impiden disfrutar del placer, sino la vida moderna, en la que nada es `saludable, casi todo es `políticamente incorrecto, y la sentencia general es: `nada con exceso, todo con medida...
El goloso no saborea más que productos light y fast-food; el lujurioso se lo piensa dos veces cuando se acuerda del sida; el perezoso, que también tiene que vivir deprisa, ya ni se acuerda del placer que da una siesta; el envidioso vive en la ficción, deseando placeres inalcanzables para su bolsillo...
Pero como desde que el hombre es hombre el pecado existe, en lugar de eliminarlo habría que aprender a convivir con él de forma placentera y despertar a los sentidos de su adormecimiento. Por todo ello, pecador, te ofrecemos un buen banquete para comenzar el festín. Abrir el apetito dará paso a los placeres más humanos; y también ayudará a r